Receta del blog: Sin salir de mi cocina
Tengo muchas recetas guardadas por ahí, algunas copiadas con pulso veloz en un trozo de papel, otras en un recorte de alguna revista, muchas más guardadas en los pendientes por leer de mi Ipad.
A veces, buscando algo en uno de mis libros de cocina, también salen apuntes rápidos en algún post it cambiando ingredientes o proporciones de alguna receta, frases como: ésta receta quedo deliciosa y la hice en «tal» molde, o «la dejé en el horno la mitad del tiempo que marca», «le hacía falta harina», en fin, cosas por el estilo.
A veces pienso que no me va a alcanzar mi tiempo libre para cocinar todo lo que quiero cocinar y para probar todos los sabores que tengo en mi lista de pendientes, luego trato de tener calma y comienzo otra vez.
Muchas veces he querido organizar mis recetas pendientes e incluso ponerles una fecha para hacerlas y lo hago, y escribo en el calendario de mi cocina que día me toca hacer que, ¿Les digo que? rara vez lo sigo, es decir, soy una persona que planifica mucho, muy ordenada y siempre tengo el control de casi todo, pero en cuestión de la cocina las cosas simplemente fluyen, puedo tener para hoy la idea de hacer un pastel de chocolate, pero a la mera hora mi voz interior dice que mejor cocine pasta, o improviso una receta de galletas o de plano (como ahora que estoy en obras en casa) me consume el tiempo y termino cocinando nada.
Ya les he platicado que aparte de todas mis recetas pendientes vagando por ahí, tengo mi recetario en el que solamente escribo las recetas que merecen la pena repetirse una y otra vez, y está pasó con honores 🙂
Esta receta llegó así, la vi el día que Beatriz la publicó en su blog, hace ya 6 años, la anoté en un trozo de papel y la pegue en el refri, estuvo ahí, esperando algunos días a que yo me dignara a verla, a pensarla y a hacerla, entonces, una tarde, así, sin más, la preparé.
No les quiero contar la delicia de su aroma mientras se horneaba, tan rico olía que cuando estuvo lista la probamos tibia (porque no podíamos esperar más) ¡riquísima!, los trocitos de manzana casi deshaciéndose en el paladar, el marcado sabor a mantequilla y el cognac hacen una combinación sublime.
Este cake es obligado ¡tienen que hacerlo!, nada sabe más a otoño que un pastel de manzana, así que ¡vamos a mi cocina!
Ingredientes
3 huevos, pesarlos
El peso de los huevos de mantequilla a temperatura ambiente (punto pomada)
El peso de los huevos de azúcar
- Como siempre yo puse solo la tercera parte de azúcar
El peso de los huevos de harina
2 cucharaditas de polvo para hornear
2 manzanas grandes, picadas en cubos pequeños
- Yo las dejé con piel, pero puedes quitarla si deseas
1/2 copita de cognac
- Yo puse una copita entera y poco más 😉
Pizca de sal
Precalentar el horno a 180°C
Cierne la harina con el polvo de hornear y reserva
Bate a velocidad alta la mantequilla con el azúcar, hasta que tengas una mezcla cremosa.
Añade los huevos y sigue batiendo un par de minutos más.
Añade el cognac e integra.
Añade la harina ya cernida con el polvo de hornear y la pizca de sal, ya no batas, solo asegúrate de integrar bien la harina.
Por último añade las manzanas picadas en cuadritos:
Vierte en un molde para pastel engrasado y enharinado.
Lleva a hornear por 35 minutos.
Estará listo cuando al introducir un palillo en el centro, este salga limpio.
¡Sublime!
¡Disfruta el otoño!
CRYS